"Y si, el sueño se me había cumplido, siendo algo que aún no asimilaba, era real o eso decía el escudo que llevaba el bus en el que iba. Por días y podría decir que semanas, las miradas desconciertas llenaban el paisaje, intentando adaptarse y aceptar o darse cuenta que ya era un hecho, que aquellas velitas de cumpleaños apagadas con un mismo deseo no fueron en vano, aquellos sueños de los que odiabas despertar ahora eran una realidad, que aquellas noches después de entrenar o jugar, ponías en duda tu capacidad para lograrlo y casi que desfallecias por completo y terminabas dormida de tanto pensar, por todo aquello que dejaste a un lado y sacrificaste por jugar un partido, entrenar y hasta por unos guayos, nos encontrábamos aquí, vistiendo esa camiseta y ese escudo, que sin saberlo, iba a ser cómplice de risas, llantos y mil anécdotas que nos iban a acompañar e iban a hacer de esta, una de las mejores experiencias de nuestras vidas. Pero como siempre, la peor parte es la despedida, después de haber convivido y formado algo casi como una familia, con lágrimas en algunos rostros terminamos el último partido, y digo último refiriéndome a este primer proyecto, porque se que todavía nos faltan muchos partidos por jugar y así sea en contra nos vamos a encontrar. Una firma, un apretón de manos, una noche, maletas, muchos abrazos, sonrisas de satisfacción, el pito del bus y un tiquete directo a lo que hacía unos pocos meses atrás consideraba mi hogar, y ahora lo dudaba un poco, fue la despedida o más bien, un hasta pronto"