Cuando entras en conexión con la naturaleza deseas fundirte con ella, ser un, olvidarte de todo. Hinchar los pulmones de ese aire tan puro y fresco, experimentar la fragancia de las plantas, tocar, ver y sentir los colores vivos. Aunque llega el momento de volver a la realidad, ciudades toscas, calles abarrotadas, trafico constante y dejas atrás toda esa conexión que crees que volverás a tener pronto a tan solo unos quilómetros. ¿Pero sabes qué? Puede que dentro de poco no sea así, que simplemente estos pequeños momentos sean tan escasos que tengas que entrar en un museo para vivirlo, porque como sigamos así se tratará de reliquias antiguas de las que hemos disfrutado miles de años, pero que perderemos en cuestión de segundos.