El acero inoxidable es un metal maleable que actua como eje que define el espacio, proporcionando linealidad sinuosa y confiriendo al complemento un carácter móvil y ligero. Éste, a su vez, se equipara con la naturaleza orgánica de la persona que lo viste, otorgándole al metal menor peso visual. A pesar del estilo abstracto que presenta, está cargado de simbolismo, dándole gran relevancia al propio material para exaltar el azar y la improvisación, rechazando cualquier atisbo de premeditación a la hora de realizarlo. Así bien, la inspiración pasa principalmente a través de la obra de Antoni Tàpies Núvol i cadira (1990), adaptando su análisis de la condición humana y el dolor intrínseco de la existencia a un complemento que busca reflejar estos mismos elementos.